Sobre la evolución de Onaindía, un tipo para no olvidar en estos tiempos y que pasó de la izquierda abertzale a la izquierda vasca; del catolicismo al laicismo, de la vía revolucionaria a la democracia, del juicio de Burgos al Senado.
“Los dioses de Mario Onaindía eran inmanentes no transcendentes, por eso en Roma no se podía ser ateo”.Lo dijo Juan José Laborda.
“A Mario Onaindía le tocaba empezar a cantar en el Proceso de Burgos porque era el último. Contaba que en aquel momento su decisión más difícil era elegir entre cantar el Eusko Gudariak o La Internacional”. Lo recordó Ramón Jáuregui. (En ese diciembre de 1970 Onaindía optó por el himno vasco).
Ocurrió el miércoles, 12 de septiembre de 2012, poco después de que la Audiencia Nacional confirmara la libertad condicional del etarra Bolinaga y al día siguiente de la manifestación independentista de la Diada. Los amigos de Onaindía pusieron en valor su evolución y pensamiento, en un momento en el que pocos tienen tiempo de pararse a reflexionar, leer, documentarse, evolucionar.
Iban a dar las ocho de la tarde y en un edificio de detrás del Congreso de los Diputados de Madrid, la mujer de Mario Onaindía, presidenta de la Fundación Mario Onaindía, Esozi Leturiondo, va recibiendo a viejos conocidos de su marido, algunos de los cuales presentarán un libro sobre él: ”Mario Onaindia, 1948-2003: Biografía patria”, escrito por el historiador y profesor de la UPV/EHU Fernando Molina.
El personal tiene una media de edad muy superior a los 40 y se entretienen en el reencuentro, abordando temás como la macro-manifestación independentista de la Diada en Barcelona, a como ha pasado el tiempo. Tanto que por el fondo de la calle, a pie y sin escoltas, avanza el socialista Ramón Jáuregui, ex ministro y político vasco amigo de Onaindía que junto a Juan José Laborda ex presidente del Senado, miembro del Consejo de Estado y sobre todo, también amigo de Onaindía, iban a presentar el acto, además de Leturiondo y el autor, Fernando Molina.
En unas circunstancias como las actuales, donde avanzan los populismos y la agresividad, a quienes dedicáis algo de tiempo para meditar y leer quizá os interesaran algunas de las cosas que allí se dijeron y que apuntamos a vuela pluma, seguramente influenciadas por la situación, el cambio en el orden de valores y la necesidad de mantener la memoria.
Laborda reflexionó sobre política y Onaindía: el ejercicio de la política hizo mejor persona a Mario e hizo mejor la política; su evolución intelectual, que queda plasmada en lo publicado, se ve a través de las lecturas que fue haciendo y sus experiencias. Fue una evolución prodigiosa, dura, dentro de un debate intelectual sobre la democracia increíble. … Llego a ser consciente de que el gran problema de las democracias contemporáneas era el populismo y yo estoy en un momento como él, en el que creo que estamos ante el riesgo de esforzarnos en que el político sea un “ordinary man”, un hombre normal, uno más. No. Tiene que ser un profesional, formado intelectualmente, pensador. Recuerdo la frase de Oscar Wilde cuando decía aquello de que los que presumen de humildad es porque no tienen ninguna virtud más”.
Jáuregui decía luego que “Mario pasó de héroe (juicio de Burgos) a ser llamado traidor por conocidos suyos en Éibar, por ejemplo, porque aceptó la amnistía; también le quisieron matar (quienes habían sido los suyos)”. La decisión de héroe y traidor deriva de la de víctimas y verdugos, “pues la violencia sobre el traidor dota de carisma heroico al verdugo”.
En cuanto al pensamiento de Onaindía y las ideas y causas que hicieron posible el terrorismo de ETA se enumeraron unas cuantas, no por sabidas menos importantes:
1) La aparición de ETA, la lucha armada y el juicio de Burgos.
2) La redefinición de Euskadi en la década de los 50 y los 60.
3)La izquierda nacionalista revolucionaria y la llegada de la democracia en España
4) Criticas al nacionalismo como problema y a ETA, como un fascismo.
5)Patria o nación, como comunidad cívica
6) Víctimas del terrorismo etarra como nuevos referentes de la libertad en el País Vasco.
Y una cita de S.Zweig que menciona Juan Pablo Fusi en el prólogo: Matar a un hombre no será nunca defender una doctrina, sino siempre matar a un hombre.
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En realidad, la cita es de Sebastián Castellio, un teólogo del siglo XVI
http://es.wikipedia.org/wiki/Sebastián_Castellion
Stefan Zweig escribió un libro fascinante sobre su guerra contra Calvino: libertad de conciencia frente a fanatismo.
Un saludo
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