Ola de altas en twitter. Se avecinan elecciones autonómicas y municipales y hay que ir recabando votos. No es que los políticos crean mucho en el asunto pero por si las moscas, ellos se hacen de lo que haya que hacerse. Esta mujer, política de fondo, que sustituye a José Bono cuando se levanta de la silla como vicepresidenta del Congreso de los Diputados, tiene un objetivo casi tan utópico como el de sus colegas en campaña: poner orden en la sala. Y no, no se ha registrado en ninguna red social.
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Práctico y ligero, ese es el estilo de la vicepresidenta del Congreso |
“Has estado estupenda, es que estaban organizando una bronca exagerada”, le comenta un diputado a la salida de un pleno. Ella responde orgullosa pero restando importancia “¿no me habré pasado? se lo merecían, no se puede consentir…”. Igual que a las estrellas del rock les felicitan tras los conciertos, sus señorías también tienen sus fans. No les piden autógrafos pero les suben la autoestima con sus halagos tras su intervención en la tribuna. Y no necesariamente son los compañeros de partido los encargados de apuntalar el amor propio, en muchas ocasiones los opuestos se alegran más de los rapapolvos. Ya se sabe que el peor enemigo está dentro.
Cunillera es una mujer superactiva. No la verás quieta jamás. Y gasta carácter suficiente como para silenciar a los que montan bulla, a los que superan con creces el tiempo que les corresponde o a los que usan la impertinencia como arma arrojadiza. Quienes la conocen de cerca aseguran que su retranca deja descolocados a los se toman a si mismos demasiado en serio. Mide las palabras porque conoce el coste político de meter la pata. Para algo se curtió como jefa de gabinete de Virgilio Zapatero, ministro de presidencia y relaciones con las Cortes del 86 al 93 con Felipe González.
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Una diputada más con boli jeringuilla de tu2is.es |
Que piense detenidamente lo que dice, no implica que se muerda la lengua. A la política ilerdense no hay Arturo Pérez Reverte que le haga callar. Cuando el escritor adicto a las descalificaciones arremetió en una de sus columnas contra el sueldo y el quehacer de los diputados, Teresa Cunillera no se contuvo. Su margen de paciencia no es especialmente grande. No dispone de tiempo para perderlo. Parte de su cometido consiste en controlar los minutos de intervención de los diputados.
Tampoco parece dedicar más de lo estrictamente necesario a elegir su atuendo. Las prendas con las que se siente más cómodas son los los jerseys de cuello alto en color crudo y los pantalones. Con un broche de vez en cuando trata dar un aire más formal a su estilo sport. Los zapatos, mejor sin tacón. La etiqueta de simpática que le cuelgan sus compañeros viste más que un abultado fondo de armario.
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